Hace veintiún años, en un día cualquiera, nació alguien que hasta hace tan sólo dos meses era un completo desconocido y, hoy, 13 de Noviembre resulta que me encuentro con que es tu cumpleaños. Es el primero que celebro desde que estoy aquí y la verdad, me gusta que sea así. Supongo que después de todo somos amigos ¿no? Me has escuchado y aconsejado cuando lo he necesitado, me ayudas siempre aunque no lo necesite y me has integrado en tu vida como si nos conociéramos desde siempre. Y sin embargo, eres tú el que me das las gracias por todo y no lo entiendo, yo tengo mucho más que agradecer. Has hecho que me sienta bien y sobre todo, que me sienta como en casa. Ya no es sólo porque me invites en un día como este para compartirlo contigo, si no también con tus amigos y tu familia. Y todo esto es extraño, pero a la vez reconfortante, nunca me esperé nada de esto, ni siquiera me imaginaba que acabaría comiendo tarta en casa ajena.
Así que, gracias por todo, por hacer que encuentre amigos en clase, los cuales me dicen que puedo contar con ellos aunque no sepa cómo contarles mis problemas y por hacer que realmente me sienta como si fuera tu prima. Y la verdad es que me sabe a poco lo que te regalé, un dragón borracho y un penique, aunque bueno, espero que sepas valorar la importancia del detalle de la moneda. Espero que ella te traiga mucha suerte y sobretodo que haga que recuerdes a la prima que tienes en mí y tendrás esté dónde esté.
Y qué decirte que no te hayan dicho ya, ¿que te deseo lo mejor y que cumplas muchos más?, eso ya lo sabes, pero quiero que sepas que eres genial, que no cambies nunca y lo más importante, algo que me dijo uno de mis mejores amigos y una grandísima persona, que no te pierdas y si lo haces, llámame.
¡Feliz cumpleaños, Kenny!
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