When your brain is Game Over. An Erasmus' life.: Martes negro. Martes 13.

martes, 13 de marzo de 2012

Martes negro. Martes 13.

Hace ya tres meses del último martes 13. Un martes negro para muchos y no tanto para otros. Un día que muchos recordarán de por vida y otros olvidarán poco a poco. Día en el que Liège se vistió de negro mientras se teñían de rojo sus calles. Día en el que la ciudad tembló bajo los pies de una sola persona y que lloró y corrió ante la locura de un asesino. Segundos en los que algunos perdieron mucho y otros aprendieron tanto. Porque no sólo se pierde a alguien, se aprende a ver que la vida es efímera y cualquier momento puede ser crucial. Que no puedes estar seguro nunca de si seguirás vivo al día siguiente, pero confías en ello.

¿Quién en su sano juicio se levanta cada mañana con miedo a vivir un posible capítulo tan triste en su vida? Nadie. Pero hay gente que cada día al levantarse no tiene razones suficientes para desear seguir adelante y decide que lo mejor es irse llevándose consigo algo que no se pueda recuperar. Y es que, ¿en que punto termina la libertad de una persona para que empiece la de otra? Pues en este. Nadie tiene el derecho de atentar contra la integridad física ni psíquica de otras personas, mucho menos contra su vida.

Se supone que las reglas del juego no son así, pero aquí cada uno tiene sus cartas y las usa como quiere y puede. Es por eso, por lo que, aunque éste sea un hecho estremecedor, a mi ya no me sorprende porque, por desgracia, no es ni el primer caso ni el último. Mientras la gente tenga la libertad de creer y pensar que puede hacer siempre lo que desee, tenga medios y razones suficientes para hacerlo y en su cabeza la fina línea que separa lo bueno de lo malo esté a medio borrar, seguirán pasando cosas como estas. Porque el ser humano no está preparado para tener ni poder ni gloria, nos corrompemos cuando sentimos que podemos dominar algo. Podemos hacer daño sin ningún remordimiento, podemos acabar con todo lo que nos rodea, podemos ser crueles los unos con los otros y recibir o no un castigo por ello. Y aun así, aunque nos castiguen una y otra vez, volvemos a tropezar en la misma piedra. Porque yo ya no sé qué pensar sobre la raza humana. Porque mientras algunos intentan hacer de esto algo mejor, otros hacen todo lo contrario. Porque no existe el bien sin el mal. Porque la balanza tiene que estar equilibrada. Pero hay veces que el mal que se causa no es algo que debiera ocurrir, pero las cosas pasan y la gran mayoría de las veces no se pueden evitar.

Y es que no somos más que tristes marionetas que se pueden manejar y romper, aunque luches para no serlo, cada día hay muestras de que siempre que alguien quiera puede mancharse las manos de sangre ajena, dejarte la huella más dolorosa que nadie te dejará y sentirse pleno por ello. Y mientras tú corres y pisas charcos rojos en tu camino para huir, otros no tienen esa suerte y ahora los que sufren son los que se quedan, no los que se van. Porque no existe consuelo que te devuelva lo que te arrebatan y más si es a manos frías. Porque nadie se merece una cosa así, porque sé lo que se siente cuando la vida te quita de las manos algo tuyo, porque es realmente difícil y porque no hay más solución que mirar al frente y seguir. Porque cada día hay quien recuerda y siente de nuevo lo que es perder a alguien a manos de otros, porque si no es un 13D, es un 11M o un 11S, o es cualquier otra cosa y al final, antes o después todos aprendemos que la gente se va, de una forma u otra. Porque la vida es así y la muerte forma parte de ella. Y porque todos deberíamos llegar a ella andando, apoyándonos en un bastón y no llegar de repente y sin más.

Y es que al juego de la vida, no todo el mundo sabe jugar. 


En homenaje a todas las víctimas de este atentado como de todas aquellas que han muerto en manos de otras personas, a sus familiares y amigos y a todas aquellas personas que sobrevivieron a hechos como este .

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