Y el tercer día cuando me
despierto, me encuentro con que en Amsterdam está lloviendo. El día cuando
llegué hizo un poco de frío y el día después un calor infernal. Y es que las
temperaturas que hay por estos países son la temperatura de sol y la de sombra.
Ahora que es ‘veranotoño’ si estás al sol tienes calor, pero en el momento en
que estás a la sombra ya tienes frío. Es algo que una sureña como yo no
terminará de encajar.
Así que, así terminaba mi viaje,
con Amsterdam ‘llorando’ porque me iba. No sé si por lo bueno o por lo malo,
pero llover, llovía. Aun así, y pese a todo el cansancio decidí que, ya
que estaba allí tenía que ir a Utrecht, un pueblecito pequeño, con encanto,
sobretodo si no llueve, en el que visitar un edificio que es patrimonio de la
humanidad por la UNESCO, la casa Rietveld. Desde que supe que me venía aquí de
Erasmus, quise ir a verlo, pero aquel día me estaba arrepintiendo. La casa está
en un barrio a las afueras del pueblo, al que si pretendes llegar andando tardas
más de una hora, por lo que tienes que ir en bus, y muy barato realmente no es.
Pero ya que estaba allí, de perdios’ al río. No había ido hasta el pueblucho
ese, lloviendo a mares para ver la mierda de la casa y no ir. Pero cuando
llegué y la vi se me pasó el cabreo, y me alegré de haber ido pese a todo.
Esta casa pertenece al movimiento
De Stijl, en el que se reducía el arte a las formas y colores más simples para
quedarse solo con el ‘estilo’. Un ejemplo gráfico que ayuda a entender el
concepto son los cuadros de Mondrian. De esta manera, se construyó esta
vivienda, que rompe totalmente con la estética arquitectónica predominante en
el lugar, porque no se integra, simplemente se adosa. Desde un punto de vista
arquitectónico, lo interesante ya no es sólo el juego de planos en la fachada,
si no que en el interior las paredes son movibles con lo que puedes crear
diferentes espacios. Y eso, en 1924 fue bastante revolucionario. Y es por estos
pequeños detalles, por los que luego merece la pena ir. Y como tampoco había
mucho más que hacer por allí, decidí volver a Liège. Así que regresé a
Asmterdam a por mi maleta, y me fui. Sólo me quedaban tres horas de viaje.
Cuando estaba en la estación
pregunté en un Punto I (en información) cual era el tren que debía tomar. Una
amable señora me quería mandar a Bruselas, cuando yo tenía que ir a Maastricht,
porque hacía cambio allí, menos mal, que yo, como una tía lista e inteligente
me percaté de ello y decidí preguntar a otra persona. Efectivamente, debía
tomar otro tren del cual me llamaron mucho la atención tres cosas:
1. Algunos de
estos trenes, son de dos pisos y los vagones donde está las puertas pueden
tener dos o incluso cuatro asientos.
2. En cualquier país, si
tomas un tren y no llevas billete, con suerte el revisor no pasa y puede que el
viaje te salga gratis. Aquí si tienes suerte hay revisor en el tren.
3. Dependiendo del tren y el
trayecto, las grabaciones que oyes en el tren pueden estar en inglés o no. En
este tren exactamente sólo estaban en holandés. Aunque ya todos a estas alturas
de mi Erasmus en Bélgica, en al zona en la que se habla francés, sabemos que
domino a la perfección el Holandés. Así que no era un gran problema.
Después de dos horas, medio dormida, llegué a mi destino,
me bajé del tren busqué un Punto I, tenía que tomar otro tren y no sabía cuál,
y al llegar a la ventanilla, le dije al señor:
‘Excuse
me, I have a problem, I’m lost.’
Ahí, estaba la tía lista e inteligente en yo que sé dónde
preguntando como llegar a Maastricht. Claro, teniendo en cuenta que, estaba en
un vagón de cuatro asientos, sola, medio dormida, que no pasó ningún
revisor y que las grabaciones estaban
todas en holandés como iba a adivinar yo que el momento ese en el que me
pareció escuchar Maastricht por el altavoz, no quería decir que era la siguiente
parada, si no que tenía que cambiar de vagón porque el tren se dividía. Y
cuando me desperté, ¡SORPRESA! Pero bueno no fue grave, sólo tuve que coger
otro tren, sin tener que pagar otro ticket y sabiendo que, según me dijo el
señor del Punto I, les pasa prácticamente a todos los extranjeros. Yo creo que
lo hacen queriendo, para reírse de nosotros.
Finalmente, llegué a Liège, aunque con una hora de retraso
y riéndome de la tía lista e inteligente, cuyo retraso fue mayor que el de los
trenes. Pero a mi, si todos los viajes son así, no me importaría perderme.
Utrecht:
Casa Rietlveld |
Catedral |
muy bonito robi
ResponderEliminarajjajaja me esperaba a cualquiera por aqui menos a ti hoju...XD pero me alegro mucho
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