When your brain is Game Over. An Erasmus' life.: Amsterdam, Holanda. Segunda parte.

domingo, 17 de junio de 2012

Amsterdam, Holanda. Segunda parte.


Y el tercer día cuando me despierto, me encuentro con que en Amsterdam está lloviendo. El día cuando llegué hizo un poco de frío y el día después un calor infernal. Y es que las temperaturas que hay por estos países son la temperatura de sol y la de sombra. Ahora que es ‘veranotoño’ si estás al sol tienes calor, pero en el momento en que estás a la sombra ya tienes frío. Es algo que una sureña como yo no terminará de encajar.

Así que, así terminaba mi viaje, con Amsterdam ‘llorando’ porque me iba. No sé si por lo bueno o por lo malo, pero llover, llovía. Aun así, y pese a todo el cansancio decidí que, ya que estaba allí tenía que ir a Utrecht, un pueblecito pequeño, con encanto, sobretodo si no llueve, en el que visitar un edificio que es patrimonio de la humanidad por la UNESCO, la casa Rietveld. Desde que supe que me venía aquí de Erasmus, quise ir a verlo, pero aquel día me estaba arrepintiendo. La casa está en un barrio a las afueras del pueblo, al que si pretendes llegar andando tardas más de una hora, por lo que tienes que ir en bus, y muy barato realmente no es. Pero ya que estaba allí, de perdios’ al río. No había ido hasta el pueblucho ese, lloviendo a mares para ver la mierda de la casa y no ir. Pero cuando llegué y la vi se me pasó el cabreo, y me alegré de haber ido pese a todo.

Esta casa pertenece al movimiento De Stijl, en el que se reducía el arte a las formas y colores más simples para quedarse solo con el ‘estilo’. Un ejemplo gráfico que ayuda a entender el concepto son los cuadros de Mondrian. De esta manera, se construyó esta vivienda, que rompe totalmente con la estética arquitectónica predominante en el lugar, porque no se integra, simplemente se adosa. Desde un punto de vista arquitectónico, lo interesante ya no es sólo el juego de planos en la fachada, si no que en el interior las paredes son movibles con lo que puedes crear diferentes espacios. Y eso, en 1924 fue bastante revolucionario. Y es por estos pequeños detalles, por los que luego merece la pena ir. Y como tampoco había mucho más que hacer por allí, decidí volver a Liège. Así que regresé a Asmterdam a por mi maleta, y me fui. Sólo me quedaban tres horas de viaje.

Cuando estaba en la estación pregunté en un Punto I (en información) cual era el tren que debía tomar. Una amable señora me quería mandar a Bruselas, cuando yo tenía que ir a Maastricht, porque hacía cambio allí, menos mal, que yo, como una tía lista e inteligente me percaté de ello y decidí preguntar a otra persona. Efectivamente, debía tomar otro tren del cual me llamaron mucho la atención tres cosas:

1. Algunos de estos trenes, son de dos pisos y los vagones donde está las puertas pueden tener dos o incluso cuatro asientos.

2. En cualquier país, si tomas un tren y no llevas billete, con suerte el revisor no pasa y puede que el viaje te salga gratis. Aquí si tienes suerte hay revisor en el tren.

3Dependiendo del tren y el trayecto, las grabaciones que oyes en el tren pueden estar en inglés o no. En este tren exactamente sólo estaban en holandés. Aunque ya todos a estas alturas de mi Erasmus en Bélgica, en al zona en la que se habla francés, sabemos que domino a la perfección el Holandés. Así que no era un gran problema.

Después de dos horas, medio dormida, llegué a mi destino, me bajé del tren busqué un Punto I, tenía que tomar otro tren y no sabía cuál, y al llegar a la ventanilla, le dije al señor:

                                               ‘Excuse me, I have a problem, I’m lost.’

Ahí, estaba la tía lista e inteligente en yo que sé dónde preguntando como llegar a Maastricht. Claro, teniendo en cuenta que, estaba en un vagón de cuatro asientos, sola, medio dormida, que no pasó ningún revisor y que las grabaciones estaban todas en holandés como iba a adivinar yo que el momento ese en el que me pareció escuchar Maastricht por el altavoz, no quería decir que era la siguiente parada, si no que tenía que cambiar de vagón porque el tren se dividía. Y cuando me desperté, ¡SORPRESA! Pero bueno no fue grave, sólo tuve que coger otro tren, sin tener que pagar otro ticket y sabiendo que, según me dijo el señor del Punto I, les pasa prácticamente a todos los extranjeros. Yo creo que lo hacen queriendo, para reírse de nosotros.

Finalmente, llegué a Liège, aunque con una hora de retraso y riéndome de la tía lista e inteligente, cuyo retraso fue mayor que el de los trenes. Pero a mi, si todos los viajes son así, no me importaría perderme. 

Utrecht:



Casa Rietlveld



Catedral




Un OVNI, así como quién no quiere la cosa.

Dedicado a Mario, Jose y Joaquín. A Mario y Jose por esas risas mientras les hacía fotos en las letras y por esa clase intensiva de fotografía tirados en el césped. Y a Joaquín por esas charlas políticas y sobretodo por su regalo monetario, que guardaré con ahínco. Gracias a los tres por haber hecho de esto un viaje mucho más divertido. 

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